Hace ya tiempo que quería escribir esta entrada, y ha sido el artículo que aparece hoy en La Voz de Galicia "La carne del futuro no se cría se cultiva", al que podéis acceder en el enlace https://bit.ly/2HFikKx , el que me dio el empujón definitivo.
Hoy hablaré fundamentalmente de los avances previstos por dos autores, Stanislaw Lem y Arthur C. Clark en sus obras "Retorno de las estrellas" de la Editorial Bruguera y "3001 Odisea final" de la Editorial Plaza y Janes.
Alimentación sintética
 |
| Imagen de Aline Ponce en Pixabay |
"Comer cadáveres era una práctica que ya en su época apuntaba a la extinción-explicó Anderson-. Criar animales para comerlos se hizo imposible desde un punto de vista económico. No sé cuántas hectáreas de tierra eran necesarias para alimentar a una vacas, pero con los vegetales que producía podían sobrevivir al menos diez seres humanos, tal vez un centenar....
Sin embargo lo que dio al traste con esa horrible costumbre no fue la economía sino las enfermedades. Empezó con el ganado, y después se propago a otros animales comestibles. Un especie de virus, creo, que afectaba el cerebro y que provocaba una muerte de lo más desagradable[...]en cualquier caso los alimentos sintéticos eran mucho más baratos y podían obtenerse de todos los sabores."
En el libro de Lem, el protagonista, Hal Bregg después de viajar 10 años a casi la velocidad de la luz, nos introduce en un mundo en el que la comida, vivienda y servicios médicos están cubiertos. La comida le resulta extraña dando la sensación, no tan abiertamente como en el libro de Clark, de que es sintética.
En el libro de S. Lem aparecen las siguientes referencias:
Recipientes comestibles
En la página 29:
" La muchacha enrolló el plato, que en realidad no lo era, y empezó a comer como si se tratara de un pastel"
Una breve búsqueda con las palabras recipientes comestibles en cualquier buscador nos permitirá ver lo que ya es una realidad casi palpable, aunque por desgracia poco presente todavía en nuestros mercados.
Limpieza sin agua
 |
| Imagen de rony michaud en Pixabay |
Otro grave problema al que nos tenemos que enfrentar es el uso del agua para la limpieza, un bien que necesitamos para nuestra supervivencia y que malgastamos y contaminamos de forma continua. ¿ Cuántos miles de metros cúbicos de agua ahorraríamos con un dispositivo como el que aparece insinuado en la página 59, al principio del segundo capítulo:
"No parecía existir una ducha[...] sólo un armarito de pared y al lado tres botones[...]entonces pulse el rojo. Algo rumoreo, no agua, sino una ráfaga de viento que olía a ozono y a algo más [...]"
Control de la gravedad
En la página 140, se le llama parastática. Lem describe un mundo en el que la gravedad ha sido dominada y todos los vehículos portaban unas cajitas negras que entran en funcionamiento en el instante de un accidente eliminando éste.
Existen otras muchas áreas en las que un pequeño cambio podría suponer un gran ahorro y beneficio:
- Eliminar la odiosa tarea de planchar y lavar la ropa. Ahorraríamos una enorme cantidad de energía y de agua. Eliminar el lavado es más complejo, creo, pero para el planchado bastaría posiblemente un cambio en la visión estética que tiene la sociedad de la elegancia.
- Aprovechar la energía corporal que perdemos de forma continua. Ya estamos empezando a desarrollar dispositivos que lo hacen, lentamente pero de forma continua. Tengo la certeza de que los resultados llegaran pronto.
Espero que otra de las ideas que se repiten en estos y otros autores de ciencia ficción de que las soluciones eficaces llegarán poco tiempo antes de llegar a un desastre final no se cumplan y seamos capaces de reconducir una civilización y un planeta que puede llegar a ser un paraíso para los seres humanos y todas las especies que conviven con nosotros.
Espero que os sea útil y que al menos os anime a leer los dos libros citados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario